Nacido en 1931, psicólogo de formación, orientó su vida profesional a la readaptación de delincuentes juveniles y de personas con capacidades reducidas, también fue intérprete de piano, faceta que nunca abandonó aun cuando tras sufrir una hemiplejia reaprendió a tocar el piano con su mano izquierda.
Con 24 años escribió 17 poemas, quizá un guiño en su escueto y austero título a los 18 poemas de su admirado Dylan Thomas, y a los 28 años publicó Secretos en el camino; libros que por sí solos ya le hubieran valido para hacerse un hueco en la poesía universal
Influido por T.S. Eliot dijo de él, con solo 21 años, que su pan diario era Cuatro Cuartetos que cruje deliciosamente entre sus dientes. El propio Eliot, tal como apunta Louise Von Bergen en el prólogo de Para vivos y muertos, que recoge en la editorial Hiperion la obra del sueco hasta 1989, sostiene en su ensayo sobre la música en la poesía: que el lenguaje del habla del poeta tiene que estar relacionado con el lenguaje oral de su tiempo, para que cuando el lector se enfrente al texto pueda decir: “Así hablaría yo si pudiese habla poéticamente”.
Su primer poema de su primer libro empieza con la frase Despertar es un salto en paracaídas desde el sueño que, un poco más allá, define como este viaje vertical por el instante. Hermosa y nítida manera de iniciarse en el hablar poético
Quienes le conocían le definían como una persona accesible y misteriosa, las que para mi gusto son dos de las principales características que debe tener una persona para ser atractiva. Y sin duda estas marcas se trasladan a su poesía.
La naturaleza y el paisaje rural ( / Una tormenta hace girar las aspas del molino/ / salvajemente, en la oscuridad de la noche, moliendo la nada/); la tormenta nórdica ( / despierto en la oscuridad, / oigo a las constelaciones piafar (1) en sus establos, / alto, sobre los árboles); la precisión de lo fantástico ( /la chaqueta harapienta cual manada de lobos,/ el rostro como lasca de mármol/) ; la lógica de la libertad y de la sensualidad ( / En los meses sombríos centelleaba mi vida/ / sólo cuando hacía el amor contigo/), la insobornable realidad ( / uno ha visto tanto// la realidad le ha consumido tanto a uno/), y por supuesto la música (/La música es una casa de cristal de pie en una pendiente/)… clavan sus uñas en sus versos para germinar en una poesía de raíz, nunca de tallo ni de rama.
Porque Transtromer toca el piano en sus poemas, y hace que su música, probablemente la música sea el único lenguaje puramente universal, trascienda en sus letras, lo que sin duda ha facilitado que de su obra hayan florecido versiones en tantos idiomas. El propio poeta intitula uno de sus discos con toda una declaración de intenciones: El sonido es una Declaración de Libertad
Poesía: género minoritario. Sueco: lengua exótica, si me permiten… para ser traducido a cincuenta idiomas, no deja de ser un pequeño milagro que sin duda va unido al hecho de que su poemas se mastiquen, alimenten e incluso deleiten a los más variados paladares.
“En realidad nunca invento nada”, dice en su modestia, sobre su obra, y realmente puede ser cierto, ya que partiendo de la cotidianeidad y la naturaleza reorganiza su percepción de las cosas para presentárnoslas de un modo fantástico en la percepción más abarcadora del término.
Es quizá esta materia prima tan tangible y reconocible por todo ser humano de la que se nutre, lo que ha originado que su poesía haya llegado a tantos lugares como personas.
El poeta y traductor uruguayo Roberto Mascaró, una institución en su obra, cuando en 2010 le fue concedido el Nobel, que llevaba años rematando al poste, “porque a través de sus imágenes condensadas y translúcidas nos permite el acceso a la realidad”, dijo de él:
“Su poesía demuestra que las lenguas son barreras superables. […] Siempre he tenido la certeza de que su poesía es universal, aporta a la paz y a la comprensión de las etnias, sobre todo en esta etapa de la humanidad donde estos problemas aún no están superados. Digo esto porque me lo indica el hecho de conocerlo desde hace 30 años, cuando llegué a Suecia y me convertí en su traductor al español.”.
En fin, qué menos que leer a un tipo que confiesa que lo que busca con la poesía es “construir obras de arte tan fuertes como para que sobrevivan en los corazones de la gente sensible”
LOS RECUERDOS ME MIRAN
Una mañana de junio es muy temprano
Para despertar, más tarde para dormir de nuevo.
Debo ir a la hierba que está llena
De recuerdos, que me siguen con la mirada.
No se ven, se mezclan plenamente
Con el fondo, camaleones perfectos.
Tan cerca, que los escucho respirar
A pesar que el trino de las aves es estridente.
De: “Secretos del camino” – 1958
Recogido en “El cielo a medio hacer”
Traducción de Roberto Mascaró
- Piafar:
Dicho de un caballo: Alzar las patas delanteras alternativamente, haciéndolas caer con fuerza y sin avanzar.