El 28 de junio de 1914 el joven nacionalista serbio Gavrilo Princip asesina al archiduque Francisco Fernando de Austria, lo que sirvió como detonante de una catarata de acontecimientos que desembocaron en la Guerra de Europa originariamente, y en lo que popularmente se ha conocido como la Gran Guerra o Primera guerra mundial (1914-1918).
En una Europa inconsciente y endogámica anclada en imperios decimonónicos, gobernada por primos y dinastías rancias, más preocupadas en sus ritos y costumbres que en las necesidades reales de sus súbditos, una generación de jóvenes fue enviada a un matadero que duró más de cuatro años, y que se extendió como la peste provocando la muerte a uno de cada ocho soldados de los casi 66 millones que participaron en ella.
Mapamundi que muestra los participantes en la Primera Guerra Mundial. En verde, los Aliados; en naranja, las Potencias Centrales y, en gris, los países neutrales |
En pocos días se pasó de esa euforia desmedida que sólo otorga la ignorancia, al más absoluto desánimo, al darse cuenta los contendientes de que lo que se esperaba que fuera un conflicto de unas pocas fechas, se había convertido en un infierno de guerra defensiva de trincheras en la que avanzar medio metro podía llevar meses.
En uno de esos campos de horror amanecía uno de esos días en los que uno se encuentra peor cuando está mal. Era el día de Navidad de 1914, y los soldados trataban de matar el tiempo antes de que el tiempo les matara a ellos. Alemanes e ingleses estaban empatados a 0 en un partido que tenía la muerte ganado de antemano. En nochebuena, las tropas alemanas comenzaron a decorar e iluminar sus trincheras, luego continuaron la celebración cantando villancicos, principalmente el típico Stille Nacht (Noche de paz). Las tropas británicas contraatacaron con villancicos en inglés. Tras una noche de disparos, a las seis de la mañana se hizo el silencio, un silencio descorazonador que se rompió a las once, cuando un soldado inglés informó a la superioridad de que las trincheras se habían quedado vacías y que soldados ingleses y alemanes estaban en tierra de nadie (en ese momento tierra de todos) celebrando la Navidad.
Según ‘The Times’, en un artículo publicado el 1 de enero de 1915, con la ingenua esperanza de que el año nuevo supusiese una vida nueva, publicaba que según relataba un oficial de la Royal Air Force, el primer paso lo dieron los alemanes, con un muy teutónico y precavido: eh, vosotros ingleses, ¿por qué no salís? A lo que un inglés respondió con un guasón camarero, ya que tenían fichado a un alemán en la trinchera de enfrente que había trabajado en el hotel Savoy de Londres.
Y fue así, un poco a lo Gila, cómo los contendientes de ambos bandos fueron saliendo de sus madrigueras, para hacerse de nuevo humanos durante unas horas. Alucinados, los soldados se saludaron e intercambiaron tabaco, alcohol y comida. Un alemán que había vivido en los Estados Unidos hizo de traductor. Comieron juntos, el menú fue pudding, paté y de bebida ron y agua caliente para luchar contra el frío. Y tras las canciones y una botella de vino surgió la idea: un partido de fútbol entre Inglaterra y Alemania en pleno campo de batalla. La victoria fue para los ingleses por 3-2, y el acuerdo de no abrir fuego antes de medianoche.
Los fusiles permanecieron callados esa noche. Los caídos recientes fueron recuperados y enterrados. Se lloraron las pérdidas juntos y se ofreció mutuo respeto. En un entierro en tierra de nadie, se leyó el Salmo 23:
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Sobre pastos verdes me hace reposar,
por aguas tranquilas me conduce.
El Señor me da nueva fuerza,
me consuela, me hace perseverar.
Me lleva por el buen camino,
por el amor de su nombre.
Aunque camine por un valle oscuro
no temeré mal alguno porque Él está conmigo.
La tregua se llevó a la pantalla en la película francesa de 2005 Joyeux Noel (Feliz Navidad), siendo nominada al Oscar en la categoría de Mejor Película en lengua extranjera , y fue también rescatada en el vídeo de Paul McCartney, Pipes of Peace, de 1983.
En el episodio final de Blackadder Goes Forth, los protagonistas discuten sucesos del pasado, incluyendo la Tregua de Navidad. En un momento dado, el Capitán Blackadder sentencia: “Ambos bandos avanzaron más lejos una visita a la trinchera enemiga durante la tregua de Navidad de lo que lo hicieron en los dos años y medio de guerra siguientes”.
El 17 de diciembre de 2014 en Ypres, Bélgica, la UEFA conmemoró el centenario de la tregua de Navidad de 1914 en las trincheras de Flandes, erigiendo un monumento en el sitio en que se disputó el improvisado duelo futbolístico.
Michel Platini, presidente de la UEFA, invitó a los mandatarios de Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Irlanda y Reino Unido: “La ceremonia de conmemoración debe rendir homenaje a los soldados que, hace un siglo, expresaron su humanidad en un partido de fútbol escribiendo un capítulo en la construcción de la unidad europea y que son un ejemplo a seguir por las jóvenes generaciones de hoy”.